La Inteligencia Artificial (IA) es la combinación de algoritmos propuestos con el propósito de crear máquinas que tengan las mismas capacidades que el ser humano. El objetivo es lograr sistemas que piensen como los humanos, utilizando un razonamiento lógico y que actúen como ellos, realizando tareas de manera similar a como lo harían las personas, tomando decisiones y resolviendo problemas.

En relación con la salud, a través de la inteligencia artificial es posible generar patrones que ayuden a diagnosticar enfermedades basándose en síntomas, historiales médicos, resultados de pruebas, factores genéticos y pautas médicas. Con la inteligencia artificial se pueden construir modelos y sacar conclusiones, basándose en la información disponible, para apoyar al clínico en la toma de decisiones.

La inteligencia artificial permite gestionar los análisis clínicos de laboratorio de manera más rápida y con mejor calidad, reduciendo errores y mejorando tanto la bioseguridad de los profesionales al reducir el manejo de muestras, como la trazabilidad al permitirles conocer en todo momento el estado de cada muestra. También es posible programar de antemano que, cuando se obtenga un resultado anormal, se realicen estudios adicionales para confirmar un diagnóstico.

Los procesos se han automatizado, lo que permite que los profesionales de laboratorio se centren en la investigación u otros proyectos que permitan avanzar en nuevas áreas en lugar de realizar tareas rutinarias. Estos avances tecnológicos en los laboratorios de análisis clínicos afectan al modelo organizativo.

Los jóvenes científicos se enfrentarán al laboratorio del futuro y quizás la inteligencia artificial sea el principal protagonista.